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Introducción

  • Foto del escritor: alex aldana
    alex aldana
  • 17 dic 2015
  • 24 Min. de lectura

(Nos re – presentamos):

La familia es una fuerte referencia en el proceso de creación del proyecto de vida de un ser humano, formando parámetros éticos de conducta, idearios y tendencias de formación. En mi caso como artista, el humanismo y la cultura son intereses generados en el núcleo filial, es la estructura fundamental sobre la cual se basan mis intereses en cuanto a personalidad, formación e investigación como profesional que tiene un interés por explorar y analizar procesos de creación aún más sensibles. La experiencia de aprendizaje sobre la forma de afrontar la cotidianidad y entender nuestro entorno como un individuo en una macro sociedad, se me ofrece a través de los relatos orales, ejercicio común y colectivo en el núcleo familiar. Entre tantos relatos acerca de la historia familiar existe uno que marca una fuerte impresión alrededor de la crueldad de un acto violento, donde todavía pasadas varias décadas, se narra con un velo de tristeza y repudio por los miembros más viejos de mi estructura familiar. Aquella masacre ocurrida en la vereda de la Italia en el municipio de Victoria, Caldas en el año 1963 ha quedado siempre en mi memoria como un evento importante que a pesar de su condición macabra, resalta a través de la tradición oral las convicciones rectas, los rasgos bondadosos y fuertes de mis abuelos.

El interés creciente por indagar sobre este evento, involucra una reflexión sobre mi origen como ser enfrentado a la comprensión de mi sociedad y mi entorno, llevándome a estudiar a profundidad la historia de mi país desde la economía, la política y la sociología. Lo anterior como una manifestación personal, utilizando las habilidades adquiridas en mi formación profesional, en este caso utilizando la técnica de la ilustración pretendo establecer una manifestación propia, que deje ver mi sensibilidad artística y mi comprensión sintiente a partir de mi familia y el suceso que violento que deja huella en la región donde nació gran parte de mi familia. Un elemento importante para la realización del proyecto es la experiencia del individuo como parte de un ente social y la manera como se construye el ámbito cultural de la narración, me interesa sobremanera el resaltar la versión oral de los acontecimientos desde la perspectiva con la cual crecí, expresado a través de ensayos visuales que dialoguen desde un enunciado personal, con las situaciones cotidianas de miles de familias que han sido expuestas a situaciones similares, para entonces generar un producto artístico que pueda trascender y aportar al ámbito cultural de mi sociedad.

Tema (O el asunto a tratar):

Esta investigación utiliza como ente regulador el relato oral entendido como un núcleo contenedor de manifestaciones sociales particulares que articulan mi estructura familiar, cuyos rasgos culturales se transmiten de generación en generación. Estas relaciones sintientes cotidianas permiten construir y reafirmar valores integradores en la estructura familiar desde las voces de cuatro de las personas más importantes por su experiencia en la familia evidenciando y reflejando el impacto sicológico, memorístico y social que genera un acto ultra violento en un ámbito rural.

Lugar de enunciación (Soy):

Como investigador estudio los valores heredados por los miembros más destacados en mi familia, quienes fueron en el año de 1963 testigos directos e indirectos de la masacre perpetrada por la cuadrilla bandolera de William Aranguren, alias “desquite”, en la vereda de la Italia en el municipio de Victoria, departamento de Caldas. Estos valores dan cuenta de las manifestaciones positivas que permiten en el ámbito familiar superar un evento traumático como lo fue la masacre en particular y en general los efectos comunes de la exacerbación de la violencia brutal en gran parte de las zonas rurales en el territorio nacional, que aún hoy, sigue dejando panoramas desoladores de pobreza. A partir de allí, en estos valores se plantea una posición de fuerza y resistencia frente a la sociedad y los obstáculos que en los que puede estar inmerso una familia de procedencia campesina humilde y las acciones de supervivencia que asume para pervivir. Aspectos que están presentes en cada uno de los miembros del núcleo familiar y que hacen por ende, parte integral de mi persona como segunda generación que recibe estos valores y que espera transmitirlos a la tercera generación, por medio de dispositivos como el relato oral y el registro fotográfico o video gráfico. Ensayos visuales que permitan entrever las características más relevantes que conforman la personalidad colectiva de la familia.

En mi indagación, abordo entonces los ámbitos sensibles y sintientes de las relaciones humanas en un contexto determinado, específico: El campesinado colombiano, el campesinado pobre, sin tierra, sin acceso a la educación formal, representados en mi entorno familiar, que enfrenta hechos ultra violentos en su entorno y que afectan su modo de vida, construyendo persistentemente un modelo de conducta de tenacidad, estableciendo así la herencia de su carga cultural cultivada a través de las generaciones que finalmente conforma la huella social que construye tejidos sociales contemporáneos. El resultado de esta indagación es una manifestación visual que representa desde mi sensibilidad como persona y artista visual, todas las relaciones antes mencionadas, puesto que esta condición me permite estudiar los fenómenos violentos de mi entorno desde la perspectiva sensible artística y manifestar dicha indagación a través de los medios de expresión propios obtenidos de mi formación como dibujante e ilustrador. Para llegar a este propósito sensible indago a través del relato oral contemporáneo, las estructuras memorísticas de los protagonistas de los miembros más destacados de mi familia y del dibujo como manifestación sensible en la que tengo formación académica. En el proyecto entonces, se utiliza las estructuras de investigación de orden cualitativo, para esta indagación me valgo de instrumentos metodológicos propios de la etnografía y de la Investigación basada en las artes, como el diario intensivo, las entrevistas fundamentadas, y el análisis de objetos en su relación y función social y el dibujo como recurso de registro de la experiencia bien sea vivida o reconstruida. El audiovisual igualmente es un formato de narración ideal para contener los diversos planteamientos sensibles en esta investigación.

Igualmente utilizo como marco teórico, los estudios que se han realizado sobre la violencia en Colombia desde la Sociología, relacionados cronológicamente desde el origen del bandolerismo como fenómeno social colombiano y la década posterior a la masacre, pues son estos los que más se acercan a una definición de las características particulares de nuestra situación social como nación. La investigación contempla las teorías de la corporeidad en relación con los procesos sensibles implícitos en el cuerpo vulnerado, desplazado y reconfigurado como entidad familiar, cuyos resultados darán insumos para poder crear las manifestaciones artísticas propuestas aquí.

Se pretende que estos productos visuales artísticos sean a su vez parte fundamental de la investigación y tengan el mismo peso argumentativo que el escrito. Es importante entender entonces que este tipo de estudio, que involucra un análisis sensible en sus distintas manifestaciones, requiere de la utilización de algunas herramientas diagnosticas tomadas de diferentes campos del saber científico y humanístico social, para lograr un acercamiento académico sobre los procesos sintientes que permite el lugar de las Artes como medio receptor por excelencia de los sentidos con análisis consientes, es decir, me acojo al medio artístico visual como área que permite condensar y expresar conocimientos sensibles sintientes desde la Investigación Basada en las Artes (IBA), en torno a los ambientes rurales, las evocaciones memorísticas orales y de registro fotográfico o las problemáticas de violencia rural. A partir de lo anterior la Experiencia constituye un pilar teórico sobre la cual se funda el proyecto a partir de elaboraciones como las de Dewey en El arte como experiencia (2008) donde reconoce el valor significativo de la experiencia cuando se convierte en vivencia y adquiere sentidos para el sujeto: “La experiencia ocurre continuamente porque la interacción de la criatura viviente y las condiciones que la rodean está implicada en el proceso mismo de la vida” (p.47). Dicha experiencia es un acto referencial en la construcción del entendimiento mismo de la existencia y de su entorno, específicamente para un campesino colombiano, los actos y nociones que lo conforman como individuo establece igualmente una relación profunda con la violencia.

Para esta investigación, la experiencia y la transmisión de saberes generan estrategias de resistencia a partir de una masacre, donde la familia y cada miembro de ella, recurren a re-inventar las realidades a partir de otro tipo de experiencias para poder sanar el recuerdo del dolor y de la ignominia. De otra parte, el trabajo de Vygotsky en la imaginación y el arte para la infancia (2009), reconoce que de la riqueza de las experiencias vividas por la persona depende el posterior desarrollo de lo nuevo, de la dimensión creativa, pues esta se alimenta de lo vivido: “la actividad creadora de la imaginación se encuentra en relación directa con la riqueza y la variedad de la experiencia acumulada por el hombre porque esa experiencia es el material con el que erige sus edificios la fantasía” (p.17). Sin embargo, la riqueza de lo vivido no siempre es neutra o bella como pareciera en la teoría. la descripción reiterada de características o rasgos humanos en las cabezas de la familia y su comportamiento frente al hecho violento, hace que se creen, transformen y se mantengan a través del tiempo arquetipos y estereotipos sociales que servirán de ejemplo o guía en el núcleo familiar utilizando el relato oral como método de afianzamiento cultural. En este caso la experiencia de la masacre en el ámbito familiar estimado como un legado patrimonial de la red filial, produce en mí a lo largo de los años, un profundo impacto de admiración y horror en el hecho, asociado a la reacción de mis abuelos como testigos de la masacre. Efectivamente desata mi impulso creador crítico como artista visual, al tratar de comprender los sucesos narrados desde hace tanto tiempo y como investigador de mi propia configuración del mundo, de mi vida, de mi familia. Pero aquí lo fantástico no es lo deseable como proceso final, aquí lo fantástico busca superar el horror. Aquí el arte se aleja de lo real, observa y analiza el hecho desde otra frontera, para luego interrelacionar lo subjetivo del artista con lo colectivo social y establecer un diálogo, una conversa que determina un referente sobre el pensamiento violento y su influencia cultural.

Es clave indicar que mi trayectoria profesional no está relacionada anteriormente con investigación, puesto que me he formado en áreas que no tienen como elemento formativo el componente investigativo por lo que espero realizar un seguimiento analítico a un fenómeno particular en mi familia. Por lo cual en el presente proyecto se recurre a la posibilidad del arte como ruta metodológica para la indagación de las realidades que vivimos de manera situada, encarnada y contextuada. Así que metodológicamente el presente proyecto se adscribe a la línea de estudios críticos de las Corporeidades, las Sensibilidades y las Performatividades, de la Facultad de Artes ASAB, la cual es consecuencia del posterior desarrollo del eje problémico de corporeidad de la línea de investigación en estudios artísticos de la maestría en Estudios Artísticos. Dicha línea asume la tensión entre investigación y creación como indagación:

“La indagación aquí es tomada como una posición que vincula tanto elementos propios de la actividad investigativa como recursos creativos de las artes. Indagar desde la investigación-creación para poder comprender. Hablo de interpretación apoyándome en el sentido relacional que Gadamer (1977: 378) establece entre interpretación y comprensión: “La interpretación no es un acto complementario y posterior al de la comprensión, sino que comprender es siempre interpretar, y en consecuencia la interpretación es la forma explícita de la comprensión”. (Castillo, S. Modos de relación sintiente. Rev. Cuadernos. Dossier Giro Corporal. P.6).

La indagación de la experiencia en este proyecto tienen doble condición, en mi calidad de investigador que realiza observación participante, por un lado la indagación de la experiencia vivida por la familia tanto alrededor de memorias de la masacre como acerca de prácticas de sanación colectiva de la misma, y de otra parte, la experiencia a nivel personal sobre estos mismos aspectos y además sobre mi condición de artista como investigador. A partir de esta reflexión el presente proyecto asume la facultad humana de la sensibilidad como otro de los pilares conceptuales del presente proyecto.

Estos procesos pueden ser valorados a la larga como inter-sensibilidades tal como los menciona la Artista y comunicadora mexicana Katya Mandoky (2006) en su trabajo sobre Prácticas estéticas e Identidades sociales, Prosaica II (pp.)

La autora cuestiona la estética en tanto disciplina que hizo de la sensibilidad artística su único objeto de estudio y propone una redefinición, basada no en un problema disciplinar sino en el problema vital de la Facultad humana de la estesis, la cual se manifiesta tanto en las poéticas artísticas como en las manifestaciones estéticas de la vida cotidiana o prosaicas. Para la autora las estéticas poéticas o prosaicas son producto y la vez son determinantes de los ámbitos sociales o matrices sociales donde de “crían” las formas sociales de las sensibilidades.

Para la autora: “(…) al explorar las identidades, tendremos que llegar necesariamente a sus criaderos: las matrices sociales…Las matrices resultan ser las figuras en las que brotan los grupos sociales, todas y cada cual hiladas con fibras semiósicas y estésicas en un proceso de diversificación creciente”. (pg. 8).

Lo anterior, a partir de la comprensión de la estesis y la sensibilidad (p. 13) como: es la condición fundamental de todo ser viviente… la condición de estesis como abertura del sujeto en tanto expuesto a la vida…Al estar expuesto a la vida y al entorno, el sujeto es atraído a ciertos elementos según su especie y capacidad… en procesos semioquímicos que involucran tanto significación como atracción, es decir, tanto semiosis como estesis. Se trata, pues, de la condición fundamental de todo ser vivo…Este hecho permite comprender de manera mucho más concreta a qué nos referimos cuando hablamos de la enigmática palabra “sensibilidad”: es la condición de receptividad o porosidad, es decir, de membrana, de todo ser vivo”.

Para la autora los estudios contemporáneos sobre la sensibilidad como categoría que se concreta socialmente en las inter-sensibilidades, constituyen una urgencia dado que como lo señala muchas de las formas contemporáneas de la violencias que se ejercen en la ámbito de las interacciones sociales, tienen que ver con la sensibilidad vejada del individuo (pg.). El presente proyecto trata justamente de la indagación de inter sensibilidades vejadas por formas de la violencia política y social pero a la vez de inter sensibilidades creativas que se esfuerzan día a día por volver a re-inventar la vida, una vida nueva y bonita pero con memoria política crítica para que no ocurra más el horror.

Los relatos familiares que dan origen a la creación de esta investigación son contados por Ángel María Aldana, Blanca Flor Quiceno, mis abuelos y José de Jesús Quiceno y María Diómedes Quiceno, mis tíos abuelos, quienes en su juventud fueron testigos en mayor o menor grado de el magnicidio provocado por el grupo de Bandoleros liderado por William Aranguren, Alias “Capitán Desquite” en el año de 1963 en la vereda La Italia, del municipio de Victoria en el departamento de Caldas. Este hecho violento marca en dos (antes y después) la historia de la región convulsionada por la violencia, que es un simple eco de lo vivido a nivel nacional desde hacía más de 30 años atrás. Una guerra civil no declarada que marca profundamente la construcción de la sociedad Colombiana a lo largo de su evolución que impregna el pensamiento, las costumbres y la calidad de vida del todos los colombianos hasta la contemporaneidad. El proyecto involucra la participación activa de algunos miembros de mi familia aparte de los mencionados, como mis tíos, hijos de mis abuelos (primera generación) y yo como receptor (tercera generación) de los relatos emitidos en reuniones especiales donde la palabra es algo fundamental para entablar analogías de aprendizaje sobre el comportamiento que se debería asumir frente a diversas situaciones del diario vivir.

A partir de allí, se realiza el análisis teniendo como punto de partida mi propia experiencia al entrar en contacto con los entrevistados, al ser consciente de los gestos culturales propios que han perdurado a lo largo de los años y pretendo transmitir a mi hijo. Involucra a su vez los campesinos, familiares algunos, que están viviendo en la zona de la Victoria, Caldas, de los cuales analizo los elementos simbólicos de sus prosaicas, objetos cotidianos como campesinos, humildes, de su música y entorno gastronómico como posibles rasgos culturales que han perdurado desde la masacre hasta el día de hoy.

El termino familia, será entendido en este análisis como el grupo de personas que conforman mi mundo, mi identidad y mi ser. Es decir, el término contempla las relaciones mismas, los valores y afectos que nos unen como una gran red de personas articuladas por lazos de sangre o parentesco que están inmersas en una estructura jerárquica de importancia simbólica que se desprende de los abuelos y su influencia en la vida misma de su descendencia. Familia compuesta por los abuelos Ángel y Blanca, sus hijos José Ángel, Arcadio (mi padre), Omar, Martha, Walter, Derly y Gelman y los compañeros esposos y esposas de cada uno de ellos. Nosotros, los nietos. Doce en total. Y los bisnietos, cinco niños y niñas hasta el momento.

Este estudio establece diálogos entre las artes y la antropología, pues instalo mi discurso como artista visual y utilizo instrumentos de análisis etnográficos para obtener resultados cualitativos que permitan entender procesos culturales cambiantes y dinámicos, para la creación visual. También tengo diálogos con el campo de la Sociología, desde la perspectiva analista de los datos recopilados para la comprensión de los fenómenos sociales, políticos y económicos que están presentes en mi indagación. Siendo así, una tesis que se fundamenta en la investigación basada en las artes (IBA), donde el ensayo visual es la manifestación propia del proceso académico.

Campo referencial y de saberes. (A quien veo y con quien converso):

Enuncio que las fuentes principales de conocimiento, los principales referentes, son mis abuelos paternos, Ángel María Aldana Mancipe, uno de los primeros testigos de lo sucedido en la vereda de la Italia después de la masacre cometida por “Desquite”, y Blanca Flor Quiceno Quiceno, mi abuela, quien cuenta en varias entrevistas realizadas para este proyecto, lo que vio, lo que recuerda y lo que le dijeron. Así mismo, el testimonio de José de Jesús Quiceno Quiceno, mi tío abuelo, quien fue otra de las tantas personas que estuvieron en la región y que finalmente ese día llega al lugar de la masacre como testigo secundario y el relato de María Diómedes Quiceno Quiceno, mi tía abuela, quien siendo adolescente en ese momento, tiene una visión de lo ocurrido de acuerdo a la reconstrucción de otros relatos. Todos ellos con sus relatos y colaboración son el origen del proceso de investigación y los protagonistas de la creación basada en esta investigación. Sus voces serán los pilares de la construcción estética, visual. En conjunto una expresión cultural, una memoria reconstruida de una parte de sus vidas, que conforman en conjunto un espectro de saberes construidos por su avanzada edad y experiencia, condensadores de conocimientos populares de una inmensa riqueza. Es así como Ángel María Aldana, Blanca Flor Quiceno, José Quiceno y María Diomedes Quiceno, ofrecen todo su conocimiento sobre el ser campesino colombiano, en la conservación misma persistente de los rasgos culturales propios de su región y en el constante impulso integrador de su familia. Siendo personas que nacieron en regiones rurales, que han tenido todo el conocimiento ancestral del manejo y aprovechamiento de la tierra, siendo los más cercanos a la interacción con la naturaleza, entablando una perspectiva de vida y un enfoque particular, genuino y sincero, característico de la conducta rural manifestada en su honradez.

Así mismo, como referentes que establecen ámbitos correlacionados con el análisis de los sentidos y lo sensible en mi proyecto, reconozco las voces de Arturo Rico Bovio y su teoría de la corporeidad. A Katya Mandoki y su propuesta relacional del análisis de lo prosaico y del concepto estésico. A Mariana Sáenz y sus sugerencias sobre los métodos antropológicos y las perspectivas sensibles. A la Dra. Clara Inés Guerrero y los procesos metodológicos de sus trabajos con la construcción de Memoria. Y a la Dra. Sonia Castillo Ballén y sus aportes a la investigación basada en las artes (IBA).

Otras referencias directas en este proyecto son las que me hicieron comprender mi entorno y el estado histórico de la violencia en Colombia, los trabajos investigativos de Gonzalo Sánchez y María Victoria Uribe, quienes reflexionan y describen un tipo de violencia particular, la colombiana. También tengo muy en cuenta, el trabajo metodológico de reconstrucción histórica de Arturo Alape, mediante la utilización de relatos orales diversos para construir una sola voz literaria. Alfredo Molano * relato oral como método.

Ya desde el ámbito de reflexión académica, el señor Arturo Rico Bovio, aporta una visión distinta de la corporeidad, que en este caso me da insumos para analizar la situación del cuerpo campesino y del masacrado, desde las “valencias corporales”, propiedades naturales del cuerpo humano y de las sub categorías de “necesidades” y “capacidades” y sus subniveles interrelacionados, biogénicas, sociogénicas y noogénicas o personalizantes. A partir de Katya Mandoki, establezco y evidencio los valores simbólicos que están presentes en la cosmovisión del campesino de la región caldense, que configura parte de su legado cultural. Guiado finalmente, por la metodología sugerida por la Dra. Sonia Castillo respecto a la construcción de los ensayos visuales que permitan dar cuenta de una investigación basada en las artes, conformando un espectro de análisis en la antítesis entre una manifestación violenta y los valores familiares generados como mecanismo de supervivencia en la vida cotidiana.

Campo experiencial. (Al que madruga Dios le ayuda):

Establezco mi declaración como artista visual, con una experiencia de vida entorno al dibujo y la pintura libre, sin estar vinculado a una visión académica específica, sino obedeciendo al libre desarrollo de mí expresión sintiente. Mi interés en la expresión visual, terminando en una primera instancia en el estudio de pregrado profesional en Diseño Gráfico tratando de comprender el proceso de creación y manipulación de la imagen como generador de mensajes en un determinado segmento de la población genera una constante búsqueda de manifestaciones expresivas, de explorar procesos de creación aún más sensibles, aspectos que siempre estuvieron presentes como un elemento vital de mi proyección como ser individual, profesional y social.

Este ejercicio paralelo de la creación de la imagen mediada por técnicas y métodos rigurosos, en el caso del diseño y la expresión plástica de los sentimientos por parte de la pintura hace que en los últimos años la conjugación de estas dos áreas termine en el ejercicio profesional de la Ilustración. A través de este medio puedo fusionar varios aspectos de producción visual, por un lado el manejo absoluto y consiente de todo elemento visual con un propósito comunicativo, y por el otro, el de manifestación expresiva del dibujo y la pintura, expresionista en cuanto la manifestación y representación de lo sensible. Siempre en una búsqueda constante que ya abarca los 13 años de experiencia.

Interés de indagación. (Husmeando):

Los valores culturales y las prácticas creativas creadas en mi familia como mecanismo de supervivencia y superación a partir de un acto violento como lo fue la masacre de la Italia, en el departamento de Caldas, hace 50 años.

La familia es una fuerte referencia en el proceso de creación del proyecto de vida de un ser humano, formando parámetros éticos de conducta, idearios y tendencias de formación. En mi caso el humanismo y la cultura son intereses generados desde la el núcleo filial, es la estructura fundamental sobre la cual se basan mis intereses en cuanto a formación, accionar e investigación como profesional.

A mediados de la década de los años sesentas del siglo XX, mi familia es desplazada por las diversas y complejas situaciones económicas causadas por la violencia ya intensa y extensa en las regiones rurales desde la década de los años treinta a lo largo del país. Una característica vital en la formación y continuación de mi familia es el reconocimiento y cuidado del legado cultural que incluye la tradición oral. Desde allí entre tantos relatos acerca de la historia familiar, hubo uno que marca la impresión sobre la crueldad de un acto violento, donde todavía pasados cincuenta años se narra con un velo de tristeza y repudio por los miembros más viejos de mi estructura familiar. Aquella masacre ocurrida en la vereda de la Italia en el municipio de Victoria, Caldas en el año 1963 ha quedado siempre en mi memoria como un evento importante que a pesar de su condición macabra, resalta en la tradición los rasgos bondadosos, fuertes y convicciones rectas de los miembros líderes de mi núcleo familiar. En los últimos años mi interés por indagar más sobre la magnitud y otras versiones del suceso hizo que empezara una investigación no formal e intuitiva con el ánimo de comprender a través de un suceso entre miles, las caóticas condiciones sociales que todavía se evidencia constantemente en nuestro país.

El proyecto Victoria 63, tiene como sustento y propósito indagar las prácticas creativas construidas en mi familia como resistencias en el tiempo a la violencia. Evidenciadas mediante la observación participante de las formas de la prosaica de la cosmovisión y el sentido de vida y supervivencia de la que son parte activa de Ángel Aldana, Blanca Quiceno, José de Jesús Quiceno y María Diomedes Quiceno, cabezas, líderes, sabios o taitas de mi familia. El proyecto no busca argumentarlos desde teóricos, bien sean latinos o europeos, pues como personas no necesitan de terceros para hacer que sus voces, pensamiento y esencia de vida estén inscritos en el pensamiento reflexivo de otra persona, ajena por demás a su existencia misma. En cambio, si pretende evidenciar y validar sus relatos como un alto parlante cuyo sonido nos hace un llamado a ver y revisar nuestra existencia misma. Una existencia que se justifica desde la experiencia acumulada de los años, largos años reflejados en las estelas sociales, legados genéticos y de intelecto, de ingenio y de lucha por significar o reivindicar una posición digna frente las injusticias de la vida cotidiana que se presenta a diario nuestro país. Somos una familia promedio. No somos ricos, ni tenemos mayores lujos. Todos mis abuelos nacieron y vivieron parte de sus vidas en ámbitos rurales. No tuvieron tierras propias y si las tuvieron en algún momento, eran demasiado pequeñas para llamarse fincas. Más bien fueron terrenos donde poder al fin, vivir sin tener que migrar, al menos en sueños. El trabajar la tierra de otros, finalmente era el medio para vivir. Comúnmente como obrero o en el mejor de los casos como capataz o mayordomo del hacendado. Ese fue el caso de mi abuelo Ángel María. Su padre, mi bisabuelo, igual fue mayordomo en una hacienda en Cundinamarca, él, lo fue en la Hacienda Cuba en Caldas. El propietario, al ver la calidad del trabajo hecho en las labores diarias en la hacienda, le ofrecía como gesto de confianza al trabajador, un pedacito de su extensa tierra, para que él construyera con sus propias manos una casa y poder vivir allí con su familia y al mismo tiempo administrar de primera mano las labores de los demás campesinos. La otra mitad de su vida, la viven aquí, en la ciudad. Fueron desplazados, sí, pero no directamente por la violencia física, sino más bien por la consecuencia de esta, la violencia de choque de la pobreza, buscando mejores oportunidades, pensando igual, en un lugar que las pudiera facilitar. Y como la mayoría de las veces, Bogotá es la gran urbe oxidada y gris que recibe a diario gran parte de las migraciones originadas por la pobreza y por la violencia. Aquí, nací yo. Aquí murió Ángel María, en su casa construida por todos sus hijos y nietos, ladrillo a ladrillo, lograda a través de muchos sacrificios, hasta hace pocos años terminada de pagar, en un barrio popular. Sin embargo, mi abuelo Ángel siempre quiso volver al campo, según sus relatos y comentarios. Un pedazo de tierra, al parecer siempre fue la idea anhelada que se logró. El verde, el aire, el clima, el trato, la atmosfera y la siembra. La dura labor del campo. Semillas. Hay más de sesenta semillas que siguen diseminándose en diferentes lugares. Semillas germinadas. Sesenta personas aproximadamente ligadas de manera directa con Ángel María Aldana y Blanca Flor Quiceno. Su legado construido y alegórico, tal vez ideario, es cada día revitalizado, validado, por cada una de esas personas, hombres y mujeres que recuerdan y actúan según los preceptos de las cabezas de la familia, niños y niñas que aprenden estos rasgos, gestos y valores.

Reflexiono sobre el contexto de mi familia pues al intentar generar una metáfora del acto de sembrar, me remito inmediatamente al relato oral familiar de las historias sobre mi abuelo, sobre mi abuela, sobre actos de valor, de honradez, de tenacidad, de valentía, de riesgo que componen un aprendizaje constante, como una semilla implantada con instrucciones para poder afrontar diversas situaciones en la vida. En las palabras, en las actitudes, en valor humano, es donde se enfatiza el aprendizaje. Y en la costumbre de reunirnos en grupo que van de mínimo diez hasta treinta o cuarenta personas y amigos de la familia, reconstruyendo o reiterando las historias, regamos en colectivo el siembro, para todos y todas. No importa donde estemos, en la ciudad o en el campo, cualquier lugar es bueno para sembrar. Nuestra estructura familiar, construida por mi abuelo, nos acerca a la analogía del cultivo de la noble lechuga. Al sembrarla tiene un periodo corto de crecimiento y cuando se cosecha, no se saca totalmente de la tierra, solo se corta sus hojas pero no la raíz, esta vuelve a crecer rápidamente y si se deja crecer al máximo, las semillas mejoradas, se pueden sembrar en otro lado. Asimismo la formación de valores y preceptos morales, el concepto de familia, son lechugas que por más que se transformen sus hojas, se les quite, o tengan diferencias la raíz, es una sola y es inquebrantable. Nos dan los medios para afrontar cualquier situación.

Victoria 63 como proyecto, parte de estas premisas, pues en sí es un proyecto de recuerdos. La memoria no entendida como un concepto gubernamental de reparación, sino como una construcción memorística situada, en un ámbito geográfico (Caldas), en un espacio tiempo particular (1963), en una familia particular (la mía), pero cuya existencia o experiencia probablemente sea un reflejo de miles de situaciones violentas que azotan a nuestro país, que puede establecer ámbitos relacionales generales por su condición campesina, económica y contextual en ese momento. La creación visual como representación de estas memorias particulares puede llegar a ser una producción entrañable que transmita los valores positivos de personas aparentemente comunes que han sido enfrentadas a situaciones de condición extrema desde la violencia, pero que teniendo sus raíces muy fuertes siguen en pie, soportando y esquivando los infortunios para a través de su huella social, de su familia transmitir una manera de ser que ha sido adoptada como un camino valido para vivir. En el proceso de observar, de validar y re-significar los estados comunes en nuestra sociedad, como el valor integro de una persona campesina, y la riqueza cultural que tan grande que tienen las regiones rurales, puede originar como un espejo o reflejo de una condición social tratada desde las artes visuales, conceptos y acciones regeneradores del tejido social, emprendido por otros, que puedan abordar otras regiones y otros momentos en la historia y que vean en este proyecto una semilla que habita y germina como idea originaria de un estado de conciencia sobre su papel como individuo social.

Es así, donde el campo de indagación se basa en las relaciones de las características culturales, creadas a partir de conductas y practicas prosaicas construidos en mis ámbitos familiares entre la vereda de la Victoria, en la casa campesina de mi tío abuelo, José de Jesús Quiceno Quiceno y mi casa paterna, urbana, en la ciudad de Bogotá. Este indagar pretende comprender e interpretar entonces las relaciones evidenciadas en mi familia desde la representación visual.

Propósito general:

Evidenciar las relaciones familiares propias y comprender el cómo se construye a través de la identidad, la unión y las acciones una historia familiar, estudiando a través de las acciones cotidianas y los valores impartidos, así como de las prácticas creativas como método que asume una posición firme frente a la violencia en el contexto de nuestro país, teniendo una réplica no solo individual, sino pretendiendo generar un impacto social a través de la proyección más amplia en grupos familiares que han pasado por circunstancias similares, magnificando las condiciones positivas familiares en ámbitos violentos en manifestaciones visuales, mediante el ensayo audiovisual.

Es una argumentación crítica y creativa sobre la manera como las familias pueden superar los problemas de violencia a partir de la realización de un documental y piezas impresas de divulgación en el ámbito rural.

Alcances. (Conversaciones con mis dibujos):

  • Indagar sobre marcos teóricos que me permitan llegar a potencializar la condición simbólica de los valores familiares como dispositivos de recuperación y superación de obstáculos, especialmente de los hechos violentos implícitos en la masacre de la Italia.

  • Construir a partir de allí una perspectiva metodológica propia, que se ajuste a mi campo de conocimiento y que pueda generar resultados argumentados desde el planteamiento de la tesis.

  • Estudiar qué tipo de relaciones podrían estar presentes en el núcleo familiar y determinar cuáles están asociadas a la actitud tomada después de la masacre de la Italia.

  • Realizar una interpretación poética desde la evocación a través de un audiovisual, de las relaciones familiares evidenciadas en mi familia, que muestren valores de superación a partir de la masacre de la Italia, establecidos en mi familia desde los actos de habla en las entrevistas realizadas a los miembros de mi familia realizadas en la vereda de la Italia, Caldas y el hogar paterno, en la ciudad de Bogotá.

Idea a sustentar. (¡Por estos ojos que se ha de comer la tierra!).

Se interpreta de manera audiovisual las características que hacen de mi familia, un grupo de personas que generan prácticas creativas como resistencias al dolor, desde el legado desde las figuras más importantes de mi familia, quienes viven en forma personal hechos violentos que marcan profundamente una región, pero que a pesar de ello, continúan tratando de hacer las cosas bien, de sobrevivir y de sobrepasar las dificultades de un ambiente hostil, generando mecanismos intangibles que pudieran asegurar la supervivencia en grupo, como familia.

Recurrencias o categorías de investigación. (Habla más que perdió cuando lo encuentran):

Esta tesis indaga en diferentes aspectos de órdenes sociales, culturales, político-históricos y artísticos desarrollados en instancias diversas a lo largo de la indagación. Es así como se identifican categorías de estudio como:

  • Experiencia.

  • Conversa.

  • Sensibilidad.

  • Estesis.

  • Memoria.

  • Evocación.

  • Familia.

  • Violencia.

  • Relato.

  • Dibujo.

  • Registro documental.

  • Ceremonia, ritual.

Componentes de la investigación. (Las Conversas):

La tesis se compone de tres episodios. El primero evidencia las referencias teóricas que permiten acercarme al objetivo general del trabajo, donde comprendo las circunstancias de reflexión y de estudio a los que han llegado algunos académicos e investigadores sobre los temas de la violencia en Colombia, sobre las circunstancias del campesino y la situación rural, sobre las circunstancias contextuales y ambientales que permiten entrever las relaciones de las personas con su entorno y entre sí, además de entrelazar el conocimiento natural propio de mis mayores. En el segundo episodio, establezco los registros obtenidos con los métodos de indagación, como entrevistas, recopilación de fotografías de álbumes familiares, reconocimiento fotográfico y dibujos de la zona de la masacre, además de los registro en video de los personajes y ambientes que se prestaron para este análisis. Categorizándolos de acuerdo a su contenido, para analizarlos relacionando aspectos socio-culturales con ámbitos políticos, históricos, sociológicos y semióticos que establecerán los perfiles atmosféricos y memorísticos que permitirán la elaboración del ensayo documental y de las piezas de divulgación.

En el tercer episodio, se muestra el proceso implícito en la elaboración de la creación, contemplando todos los aspectos técnicos y conceptuales que permitirán argumentar la creación. Relacionando un primer acercamiento al impacto social que tenga el presente trabajo al recoger diversas opiniones una vez presentado al público objetivo anteriormente enunciado.

Dificultades:

Una de las mayores dificultades a la que me enfrento, es la estructurar en la totalidad una investigación de tal magnitud, pues no he tenido en mi formación o experiencia profesional un proyecto investigativo parecido, como mi conocimiento proviene de áreas en las que prevalece el hacer, existen diversos aspectos metodológicos que tal vez no sean tratados o desarrollados como se hace en áreas provenientes de las ciencias exactas o de las humanísticas. Al igual, cabe destacar la dificultad para encontrar archivos para encontrar algunos documentos como registros fotográficos de la época de la masacre, o en dados momentos la reticencia de las personas afectadas a hablar de la masacre, donde perecieron miembros de su familia o amigos cercanos, aun después de 50 años de los hechos, evidenciando un trauma difícilmente superado. La mayoría de las entrevistas fueron realizadas en distintos periodos de tiempo, y con diversos medios de captura de audio o video, en entornos naturales, por lo que algunas entrevistas no tienen un audio profesional. Sin embargo se utilizan en esta tesis porque son registros únicos e invaluables, teniendo en cuenta que algunos de esas personas ya han muerto.

Contribución:

Mi tesis contribuye a la configuración actual de estudios cuya argumentación es la creación artística misma, en este caso, un ensayo audiovisual. En él se involucran estudios estesicos implícitos en hechos de violencia, generando procesos visuales y sonoros que permitan la proyección del caso particular de mi familia en otras personas, en otras familias, invitando a reflexionar sobre sus propias historias, sobre sus propias memorias y evocaciones de sus desaparecidos. El estado actual del país no es en esencia el producto de fenómenos nuevos. Al contrario es producto de acciones, eventos y circunstancias históricas que abordan un problema mayor pues ha pasado de constituirse en acciones bélicas de las pugnas por el poder, a mimetizarse en la manera de existir como individuos en una sociedad aparentemente democrática. La resonancia es un eco de muerte, que se define y se autodenomina dependiendo de la década en la que está. Es un estallido que emite ondas que se devuelven con constancia e impacto aún más fuerte. Es como ya lo he declarado, una guerra civil no declarada que marca profundamente la construcción de la sociedad Colombiana a lo largo de su evolución, impregnando el pensamiento, las costumbres y la calidad de vida de todos. El arte contemporáneo, como manifestación sensible en su realización y en su efecto, puede llegar a tener un espacio dentro de un proceso de reflexión y construcción de modos paralelos de reflexionar nuestra propia existencia, con un propósito esperanzador de mejorar o de salir del estado hipnótico o anestesiado en el que se encuentra nuestra, sociedad, generando un discurso académico para construir aspectos culturales, reconociendo las estructuras erróneas del pasado para enfrentar el presente y el futuro.


 
 
 

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